Misa en si menor, Et Incarnatus Est, Johann Sebastian Bach

La parte más mística, dice Rudolf Otto, y para qué discutir.

Arzak, Harzak, Harzach, Harzack (Moebius, 1975-1976)

Encuéntrame un vacío, hará falta.

Katsushisha Hokusai, El sueño de la esposa del pescador (1814)

Pero qué has comido.

Southland Tales, Richard Kelly (2006)

Entender, queridos, está sobrevalorado.

Helen Frankenthaler, Nephente (1972)

Esos días del mes.

Dante Gabriel Rossetti, Venus Verticordia (1864-1868)

Que te pinchas, reina mora.

Acéphale - André Masson (1936)

Vampiros, ojetes y ciervos violadores.

El profeta, Emil Nolde (1921)

Vale, pues cuenta, no te cortes.

Jean Lorrain (1855-1906)

Lo dandy, moustacheado.

Biomega, Tsutomu Nihei (2004-2009)

Imagina. Querer ir.

Thomas Pynchon

O no.

La mariée mise à nu par ses célibataires, même (Le Grand Verre), Marcel Duchamp (1915-23)

Indique, en breves palabras, el modo de desconectarlo.

Tallulah Bankhead (1902-1968)

En realidad no engaña. Precisamente porque sí, engaña; lo esperado. Q. E. D.

Can - Yoo Doo Right (Monster Movie, 1969)

Que tú qué.

Pierre Klossowski, Diana y Acteón

Cortejo que va, pero para que muy largo.

Dragón en desfiladero rocoso, Arnold Böcklin (1870)

El dragón bien, es sólo horror; es que lo otro es, además, metafísico.

Pecado, Franz von Stuck (1893)

A cualquier cosa lo llaman "estola".

Maman, Louise Bourgeois (Museo Guggenheim, Bilbao)

Autor: Didier Descouens

Not your friendly neighborhood.

Barnett Newman, Obelisco roto (Capilla Rothko)

Créditos: Ed Uthman, Houston, Texas, USA

Ahí, como pasando de moléculas autorreplicantes.

Los siete pecados mortales, Otto Dix (1933)

¡Sabedlo!

Torturm II, Lyonel Feininger (1925)

La piedra desechada será la piedra, es decir, que será piedra igual.

Negro sobre gris, Mark Rothko (1970)

Lho Hakstrhakhstho, pero que muy.

Rothko Chapel, Morton Feldman (1971)

Igual hasta hay una cita de las sirenas de Debussy. Igual no.

Bestiarium, Aloys Zötl (1893)

Acusica.

La esfinge, Maximilian Pirner (1890)

Es un acicate. Porque tienes de lo numinoso un rato, señora o perdón, señorita.

Reina y diosa, Max Klinger (1915)

Tú pide que ya veremos.

Crepúsculo, George Grosz (1922)

Tiradas a ojo: el despiporre.

Tristan Tzara, Man Ray, 1921

Tome usted ansiedad de la influencia, dos tazas, ¡caballerete!

El cumpleaños, Marc Chagall (1915)

O las levitaciones cotidianas, aw.

Erich Heckel, Franzi Reclinándose, 1910

Qué es lo que tenemos aquí, dijo, y apretó la perilla y vean cómo quedó todo.

Automat, Edward Hopper (1927)

No me llega el olor.

El Mandril, Oskar Kokoschka (1929)

Un piojo por tus pensamientos.

Lisístrata, Aubrey Beardsley (1896)

Luego hubo una conversión, ya saben.

Zodiaco, Alfons Mucha (1896-1897)

Ornamentoso.

Paraíso, Marcel Duchamp (1919-1911)

Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. Recobrado. Perdido. (...)

Alfred Kubin - Der Sumpf, 1903–05

No es simplemente hasta dónde te cubra. Son las ondas. Y que no veas por qué ese es el punto.

Senecio, Paul Klee (1922)

Ciertamente, aseguro, afirmo rotundamente que. Y eso que he estado mirando, un buen rato.

Paul Gauguin - La tierra de las delicias (Te Nave Nave Fenua), (1892)

La tierra de los Muchos Ojos.

Appel aux masses!, Felicien Rops (1878)

Ay. Felicien. Para el caso que te van a hacer; en esto ya estaban puestas, las masas.

John Williams Waterhouse, La dama de Shalot (1888)

Que si está fría el agua.

En realidad me preguntaba que dama de qué.

El ídolo de la perversidad, Jean Delville (1891)

¿Y cuando abras los ojos?

¿Y cuando los abras?

Fernand Khnopff, Istar (1888)

Lo reptiliano

Se esperaba conmiseración en el abrazo, no la exploración.

Lovis Corinth, Salomé (1900)

Lo esencial en el Acéfalo

¿Te ofrece cobijo entre sus senos?